Además de la importancia de la noticia, pues basta ver que hasta el principal diario de España, el "progresista" (aunque ultimamente venido a menos en lo de progresita) "El País" se ha hecho eco de la misma, debido a la figura de don José María. La noticia es importante para mi pueblo (y para mí), y por ello quiero escribir sobre él, pues José María Cirada tenía mucho que ver con Casalarreina, y por ello su muerte es especialmente triste.
Monseñor Cirarda (don José María, como se le llamaba aquí) era un hombre brillante e interesantísimo. Yo he tenido el placer de conocerle, e incluso de comer con él, con su sobremesa incluida. Jamás olvidaré su conversación y su saber. Se lleva muchas cosas a la tumba, y aun desde la discrepancia en algunas cosas, fue un placer y un privilegio escucharle como nos contaba "jirones" de su vida entre café y café. Fue durante esos relatos, de esa vida en primera línea durante el franquismo, cuando encandiló (sin necesidad de convencer de nada) a un entonces joven Alcalde Socialista (y que siempre se ha preciado de ello) hace 7 años en el Monasterio de la Piedad.
Le gustaba venir a Casalarreina, pues notaba el cariño de sus habitantes. Y él respondía con entretenidas "homilías". Venía con motivo de la invitación del párroco de Casalarreina, d. Rodolfo, a celebrar el día grande de las fiestas, así como del Rosario en el Monasterio de La Piedad. Después de la celebración se solía quedar (mientras pudo) a comer; fue en una de esas, de la mano de una maravillosa persona: el cura vasco don Emiliano de Iturrarán (cura perseguido por el franquismo, y coautor de dos maravillosos tomos titulados: "El clero vasco en la clandestinidad"), y de una pieza, al que le debió caer bien el desparpajo de ese "insolente" Alcalde Socialista de 28 años (de entonces, claro), ya que me invitaron a comer junto a todos los prelados que acompañaban a don José María. No hubo abducción, pero sí admiración inmediata. Enseguida me di cuenta, además de por su recorrido histórico, de que estaba ante una persona de las que merece la pena tropezarse en la vida.
Persona franca y erudito, contaba don Emiliano, el único que le trataba como quería, aunque siempre con gran respeto, medio en broma medio en serio, que en la universidad comenzaba las clases ante sus alumnos diciendo "Si no me equivoco, y no me equivoco..." Y es que se trata de una persona que jugó un gran papel durante el tardofranquismo. Recuerdo muchas anecdotas de aquella comida, pero quizás me quedé más en como le trataban entonces algunos en España, contaba don José María, entre otras muchas, como los adictos al régimen (los fachas) le increpaban en Montejurra, o Madrid, mientras la misma semana la izquierda vasca le tachaba de fascista. No fue fácil su posición, pero hoy en los libros de Historia se sabe muy bien que parte del clero supo decir basta al dictador (de aquella manera), y que otra se mantuvo afín a sus prerrogativas logradas en el golpe de 1936
Fue un hombre que trabajó codo con codo con Tarancón, y que desde la Iglesia supieron decirle (tarde, sí; pero lo hicieron) no a Franco. Junto con Añoveros y Tarancón se puede decir que jugaron un papel importante en esos años.
Casalarreina sé que siente su muerte, y como Alcalde yo y lo concejales también. Como persona, para mí, fue un placer conocerle y un lujo escucharle. Como socialista mi respeto y admiración.
Descanse en paz José María Cirarda.
2 comentarios:
Felix: me ha gustado mucho. Efectivamente: una gran persona. También pude verle en Casalarreina varias veces pero le conocí en Pamplona, en su último año de Arzobispo que coincidió con mi primer año de Universidad. Todo un personaje, aun guardo en la memoria muchas de las cosas que nos dijo en el Colegio Mayor en el que yo vivia entonces.
Descanse en paz.
Félix, hace un par de años estrenaron una peli "La buena nueva" sobre el cura de Alsasua en el 36, el cual se exilió por ser demasiado evangélico y el entonces obispo de Pamplona no atreverse a tanto. Hubiera sido interesante conocer la opinión del arzobispo Cirarda...
Te paso un párrafo sobre lo que escribí de aquella película, tal vez en Logroño ni llegara a estrenarse:
"(...)Todo un buen aviso para navegantes: aflojen la carga ideológica tal como el reseñado diario viene haciendo. En la Buena nueva, ¡otra peli con cura!, supone una mirada desde la sensibilidad actual (“la figura de ese sacerdote protagonista con una precoz, anacrónica conciencia de lo que hoy llamamos memoria histórica”). He leído el libro, "No me avergoncé del Evangelio" reeditado en Navarra, y tiene razón en ese aspecto. Escrito en Argentina en los años 50 no recoge esa memoria/prematura, profética, como la película en algún instante recoge. Es, con todo, una desacostumbrada denuncia, escrita por un ex-sacedorte de una excepcional talla humana e intelectual: Don Marino_Ayerra, cura de Alsasua desde la misma víspera del 18 de julio, tío de la directora, Helena Taberna Ayerra.
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