Me voy a meter en un jardín casi peor que el de la política. Se trata del deporte, más en concreto del fútbol. Durante años ha sido una de mis pasiones, de la que no he pasado de ser un buen aficionado (ni siquiera de tercera, sino de preferente), que jugando con el equipo de mi pueblo se rompió el peroné y los ligamentos en una mala jugada en Ezcaray.
El deporte te enseña muchas cosas. A mí, como siempre, me gusta pensar en positivo y por eso me quedo siempre con las buenas. Por ejemplo: jugar, competir, ganar (saber ganar), perder (saber perder), el compañerismo, la amistad...
Que gran deporte el fútbol. A pesar de que hoy lo que conocemos como fútbol profesional, cada vez tiene menos de deporte, como tal entendido, todavía mueve grandes sentimientos y pasiones. Queda ya poco para que termine la liga, casi lo mismo que lo que queda para las elecciones del 27 mayo. Espero que gane la liga mi Barça. De las elecciones que os voy a decir...
En cualquier caso, en la política como en el deporte (el fútbol) que lo importante no sólo sea el resultado, por muy importante que lo sea, que lo es. ¿O no?
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