(Juan José Morato Entrevista realizada en la revista “Estampa” el 12 de septiembre de
1931)
'La vida de Iglesias fue como el
cristal", dijo, a la muerte del apóstol
de los obreros, Amparo Meliá, la mujer que compartió con él alegrías y penas, triunfos
y desengaños, amargores y dulzuras. Lo mismo puede decirse del Partido socialista, creación de aquel espíritu recto y austero y de aquella voluntad incansable de "el Abuelo". Porque así es como el cristal de roca: fuerte y claro la historia del Socialismo español, el núcleo obrero que pasó, en el breve espacio de medio siglo, de partido ilegal a candidato de fuerza en la gobernación del país. La historia es sencilla y breve.
-Lo que quiera saber del Socialismo español, pregúnteselo a Morato. Él le informará. Es el archivo viviente de los tiempos heroicos, de aquellos años en el que el ser socialista significaba persecuciones y desprecios de los poderosos, recelos y burlas de los inconscientes. Y fuimos a ver al señor Morato, un viejecito simpático, inteligente, cordial y afectuoso, que alegra sus ojos al desbordar un chorro de efusión erudita e informativa sobre la curiosidad del reportero.
¡Con qué emoción—yo lo he visto en los ojos de este luchador romántico—y qué alegría, cuando la idea está próxima a su plasmación en realidad, se mira a lo hondo, se retrotrae el espíritu al punto inicial y se le lleva de la mano recorriendo otra vez el camino viejo, sembrado de piedras y plagado de baches que se fueron salvando con tesón, con valor, con abnegación y hasta con renunciamiento!
COMO NACIÓ EL PARTIDO SOCIALISTA OBRERO
-Al dividirse las fuerzas obreras
y fracasar La Internacional por las discrepancias de fondo y forma entre los
elementos socialistas y anarquistas, un grupo de compañeros pertenecientes a La
Internacional crearon una Agrupación en Madrid.
-¿En qué fecha?
-El 2 de mayo de 1879 se declaró
constituido el Partido socialista obrero español por veinticinco afiliados:
diez y seis tipógrafos—de los que aún viven Matías Gómez y José Ros—, cuatro médicos,
un doctor en Ciencias, dos plateros, un marmolista y un zapatero. Poco tiempo
después, se fundaron las Agrupaciones de Guadalajara. con nueve afiliados, y la
de Barcelona, con unos cuarenta.
-No llegaba al centenar...
-No. Pero eran muchos, créame.
Entonces había una ley de Partidos legales e ilegales: entre estos últimos
figuraba el republicano y, por consiguiente, el socialista.
-¿Qué programa tenía el Socialismo de entonces?
-Salvando la distancia de los
años y alguna diferencia de forma, el mismo que llevan a las Cortes los ciento
diez diputados socialistas: la posesión del Poder público por la clase
trabajadora, La transformación de la propiedad individual o corporativa de los
instrumentos de trabajo {minas, fábricas, tierras, etc.), en propiedad colectiva
social y común. Garantía del producto integro de su trabajo a cada ciudadano, acceso
libre y gratuito a los centros de enseñanza, etc., etc.
-El primer punto del programa tiene muchas probabilidades de ser
realidad...
-Es pronto. Falta capacitación a
la clase obrera, y sobra fuerza todavía a los" capitalistas— aun dentro
del republicanismo—para oponerse a las otras aspiraciones socialistas. ¿Qué hacemos
en el Poder sin realizar la socialización, los medios de producción y sin dar
cima inmediata a todo el programa? No. Es pronto todavía para un Gobierno
socialista.
-Sigamos con la historia del Partido.
-En 23, 24 y 25 de agosto de
18S8, se celebró en el teatro Jovellanos. de Barcelona, el primer Congreso del
Partido socialista obrero español, al que asistieron diez y ocho delegados,
representando a veinte Agrupaciones. Allí se acordó que el Comité Nacional
residiera en Madrid, y quedó nombrado el primer organismo directivo, que lo
integraban: Pablo Iglesias Posse, presidente; Francisco de Diego, secretario;
Francisco Carrasco, tesorero; Mariano Rodríguez Alonso y Antonio Atienza,
vocales.
-Atienza, que es hoy redactor de
"El Socialista". Hasta 1900 se
celebraron cinco Congresos, a cada uno de los cuales aumentaban las fuerzas
socialistas.
-¿Con rapidez?
-No. Muy despacio. Las fuerzas
socialistas están nutridas de hombres conscientes de su idea, por eso son muy
raras las defecciones. Pero, de todos modos, las veinte Agrupaciones que tenía el
Partido en 1888 eran cincuenta y cinco al acabar el siglo XIX, y setenta a
fines de 1900.
-¿Cómo realizaban la propaganda?
-Al principio, "de hombre a
hombre". Cada uno de aquellos veinticinco hombres que iniciara el Partido,
explicaba sus ideas en la fábrica, en el taller, en la calle, donde hubiera
alguien que le escuchase.
-¿Quién destacaba en el ardor de la propaganda?
-Todos eran socialistas de
corazón. Pero, sobre todos, por la dureza de su voluntad, su capacidad, su
inteligencia privilegiada, su corazón puro, sobresalía la figura gigantesca del
forjador y animador del Socialismo español. Creo que está claro que me refiero
a Pablo Iglesias. Hubo, también, hombres que se señalaron por su valor innegable,
como Mallas Gómez Latorre, el mejor escritor obrero; Antonio García Quejido,
formidable organizador; el doctor Vera, medico" eminente, el único de los
cinco intelectuales fundadores que no abandonó el Partido, permaneciendo en él
hasta su muerte.
-¿Cómo ingresó el doctor Vera en el Partido Socialista?
-Por un ex tipógrafo, Ocina, creo
que se llamaba, que abandonó el oficio para dedicarse a la Medicina. Intimó con
él, le explicó sus ideas, y al doctor Vera le parecieron tan justas que ingresó
inmediatamente en las filas socialistas, arrastrando a los otros tres médicos y
a su hermano don Vicente, que aún vive, y que es el doctor en Ciencias que figura
en el acta de constitución del Partido.
-¿Y después?
-Derogada la ley de los Partidos
legales e ilegales, comenzamos - - siempre perseguidos y amenazados- - una
propaganda en mítines y conferencias, celebrándose la primera manifestación del
1.' de mayo—que se trasladó al 4 por ser domingo-—, ya que, contra los temores nuestros,
fue un éxito rotundo, magnifico, que recordamos con emoción y lágrimas de satisfacción
cuantos la presenciamos. Aquella masa de trabajadores madrileños, apretándose para
oír los discursos en el mitin del Liceo Rius, y luego la manifestación, son uno
de los más imperecederos recuerdos de mi vida socialista. Luego, la difusión del
periódico, que procurábamos leyesen los trabajadores.
-¿Cuándo apareció el primer número de "El Socialista"?
-En marzo de 1886, en que
Iglesias, boicoteado por los patronos tipógrafos de Madrid se consagra por
entero a la organización. ¡Qué obra tan sublime la de Iglesias, el titán del
Socialismo español!
-¿Con qué recursos hacían el periódico?
-¡Sin recursos! Con las
suscripciones voluntarias y las cuotas apenas si bastaban a cubrir los gastos.
-¿Eran muchos?
-El valor del papel, y treinta pesetas
semanales, que acordó el Comité pagar a Iglesias por sus trabajos de
articulista, correspondencia, propaganda, composición y hasta cierre. Las
treinta pesetas fueron treinta y cinco ¡once años después!, y cuarenta y cinco
en el año 1900. en que ya tenía el Partido una vida económica más amplia, aunque
no mucho. Claro es que el cobro de su nómina lo efectuaba "el Abuelo" con bastante irregularidad,
y muchas veces, ¡cuántas! dejaba gran parte para las suscripciones a parados y
menesterosos.
-¿Usted administró "El
Socialista"?
-Cierto. Sí, señor. Y con
Iglesias. Quejido. Matías, Gómez y Francisco de Diego, lo compusimos desde el
verano de 1886 hasta junio de 1902, sin cobrar un solo céntimo, ¡y aún!... Mire
este número. Lo conservo porque tiene "su
historia". Es de 1889. Una epidemia de "dengue" retenía en cama a Iglesias, a Quejido y a
Matías. Quedábamos dos para hacer el número, ¡y había que hacerle! Era domingo
cuando empezamos a distribuir, a trabajar — todo esto después de las diez horas
del taller—, y, por fin el miércoles, después de "aprovechar" y "regletear",
vimos el número en máquina. Le llevamos a Iglesias las pruebas -satisfechos y contentos-,
y cuando esperábamos una felicitación, nos dijo: "Para esto más valía que no hubieseis hecho nada." Y
fíjese: el número no está muy bien; pero lleva “lo suyo”. Era el carácter de Iglesias así: su amor por las ideas le
hacía ser duro con todos; antes que con nadie, con él. Ya en 1904, empezó a librarse
el periódico en casa de Peña Cruz, siempre bajo la dirección de Iglesias, hasta
que pasó a García Cortés.
-¿Y los hombres de hoy, los que ocupan los cargos públicos con
representación socialista?
- A casi todos los he tratado
poco. Largo Caballero es, también, fundador; luchó mucho y. además, es el
primer concejal socialista por Madrid. Prieto y De los Ríos, son más modernos,
y por desarrollar su actuación en provincias no los conozco muy a fondo. Igual
me pasa con muchos de los diputados que han venido: Bruno Alonso, Santa
Cecilia, etcétera, que son hombres de acción, viejos en el Partido, pero que yo
no conozco.
-¿Y Besteiro?
-Besteiro ingresó—si no me falla
la memoria— en 1909, a raíz de la Semana trágica. Era federal, y la palabra mágica
y suasoria de Iglesias, contentiva del fondo ideológico del Socialismo, le
atrajo a nuestras filas. Saborít, Martínez, Cordero, son gente joven, aunque
también tengan ya una ejecutoria de luchadores.
LA LUCHA POLÍTICA
-Le puedo dar datos hasta 1909.
-¿En qué elecciones presentaron la primera candidatura los
socialistas?
-En las legislativas de 1891.
-¿Resultado?
-Unos cinco mil votos. Pero no
teníamos esperanzas de triunfo, ni nos hicimos ilusión de sacar triunfante a
ningún diputado socialista. El objeto ora hacer un alarde de fuerza y
acostumbrar a la clase trabajadora a ejercitar sus derechos. Entonces, de cada
cien electores votaban apenas veinte. En las siguientes elecciones obtuvimos siete
mil votos, y en 1899, veintitrés mil.
-¿Y en las municipales?
-Presentamos "candidatura
cerrada" en todos los Ayuntamientos en que había una organización obrera, por muy modesta que fuera.
-¿Con mejor resultado?
-Un concejal en
Bilbao y otro en San Salvador. Triunfo grande, porque en Bilbao resultaron
elegidos cuatro socialistas, pero nos robaron tres actas. En las municipales de
1899 hay ya, en distintos Municipios, nueve representantes obreros: en Bilbao, Gallarla,
Baracaldo, Burgos, Córdoba y Manresa.
-¿Alguno en Madrid?
-No. Hasta 1901 no
pisaron los primeros concejales socialistas el Concejo madrileño.
-¿Quiénes fueron?
-Pablo Iglesias y Largo
Caballero. Esto nos costó mucho trabajo y un "truco".
-¿Un truco?
-Sí, señor. En total
éramos unos doscientos afiliados para hacer todos los trabajos de intervención,
apoderamiento, reparto de candidaturas, vigilancia de los compradores de votos,
etc. A los obreros que infundían sospecha de que no votaban la candidatura
monárquica, les ponían toda clase de impedimentos. Y nosotros, aleccionados ya,
empleamos la astucia. Vea estas candidaturas. Son iguales que las monárquicas. Pero
los nombres de los candidatos no se leen. Son ilegibles... Los que se pueden
leer son esos tres nombres en letra más chiquitita que hay encima. Los presidentes
de mesa de entonces, verdaderos electoreros, veían el trasluz de la papeleta— dobladas son iguales—. "Son nuestros",
pensaban, y dejaban votar, aunque fuera por un muerto... La sorpresa fue luego...
Aquel año de 1901 resultaron elegidos concejales socialistas por el distrito de
Chamberí, Iglesias y Largo Caballero distrito que tuvo siempre representación socialista
en el Ayuntamiento de Madrid.
-¿Cuándo .se forma la primera Conjunción republicano-socialista?
—A raíz de la catástrofe del
barranco del Lobo y de la Semana sangrienta de Barcelona, el Partido socialista
declaró que estaba dispuesto a aliarse con todos los partidos que quisiesen
derrotar a Maura. Se hizo la Conjunción, presentó ésta candidatura a diputados
a Cortes por Madrid, y triunfó por una gran mayoría. Pablo Iglesias llevó al
Congreso la voz de la calle, siendo el primer diputado obrero. Con Iglesias vencieron
el doctor Esquerdo, Soriano,
Salillas, Pi y Arsuaga..., y ya,
en 1917, con la victoria del Comité de huelga, son siete los diputados
socialistas que tienen escaño en la Cámara: Iglesias, Besteiro, Prieto,
Caballero, Saborit, Daniel Anguiano y Teodomiro Menéndez.
DESPUÉS DE MEDIO SIGLO
-¿Qué piensa usted del Socialismo en el momento actual?
Mésase la barba el señor Morato. Piensa. Deja un momento los ojos,
aun vivaces, vagar por el vacío, y responde:
-Esa pregunta, a los jóvenes, a
los que heredaron nuestro trabajo, a los que ponen en la lucha los bríos que
perdimos los viejos. Yo sigo en mi puesto. Mucho hay que hacer. Mucho se puede
hacer. Esos ciento diez diputados socialistas que se sientan en el Congreso, y
esta generación rebelde y consciente de la juventud de hoy, parecen caminar a
pasos de gigante hacia el idea!. Yo, que no puedo hacer mucho, les animo. Adelante,
compañeros socialistas! Y con estas palabras termina la interviú con don Juan
José Morato, animoso compañero de lucha de "el
Abuelo": " ¡A ver qué hacen
los jóvenes!"
PEDRO MARTIN
PUENTE
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