26 septiembre, 2008
22 septiembre, 2008
Luis Conde
20 septiembre, 2008
La guerra del abuelo, las fosas de no sé quien...
18 septiembre, 2008
José Mª Cirarda, el último obispo del Concilio Vaticano II
17 septiembre, 2008
Casalarreina Hoy, en la calle.
11 septiembre, 2008
Rajoy, ese hombre.
09 septiembre, 2008
Pedro Sanz: "de todos y del diálogo". Increible.
"...Soy el Presidente de todos..."
"...ahora que soy el Presidente del dialogo..."
Todavía la foto, en la que no puedo negar que luchaba por no cerrar los ojos de aburrimiento, no refleja el momento de sobresalto al que me he visto sometido esta tarde en el Parlamento de La Rioja, con motivo del Debate del estado de la Región.
Es cierto que la gran tormenta que ha caído en Logroño, en esta tarde del largo verano que disfrutamos pudo soliviantarme, pero no. No fue eso lo que me removío de mi escaño. Ni siquiera me inmuté cuando se fue la luz del hemiciclo por dos veces (¡se le fue la luz, sr. Sanz!). No. Lo que mi cerebro no podía dar crédito era otra cosa. Y fue lo que tuve que escuchar, ya casi al final de un discurso "plano", "sin ideas", "sin respuestas", "a la defensiva" y "sin ilusión" de este hombre, un año más.
Y el sobresalto llegó de sorpresa, éste se produjo cuando escuche (de veras que fue así) decir a Pedro Sanz: "... tienen razones suficientes para creer que soy el Presidente de todos los riojanos". Pero no quedó ahí, pues ni corto ni perezoso, y reconozco que sin tiempo para recuperarme, va y suelta la siguiente: "...han de reconocer que ahora soy el Presidente del diálogo". ¿Es fuerte, verdad?
El mismo que hace menos de un año "se reía del mundo"; que "le importaba un pimiento" y que decía "que os den por ahí" es el que ahora en un alarde de cinismo, propio de quienes no tienen moral ni ética, se propone pasar a la posteridad como el de todos y el del diálogo. Es una desfachatez que alguien nos quiera tomar así el pelo.
04 septiembre, 2008
Fraga y las barrabasadas
"En la España de Franco, del otro lado hubo muchas más barrabasadas"
El Presidente de fundador del PP, antiguo Ministro de Franco, ha querido contribuir, una vez más a su destacado perfil centrista, que tiene justamente acreditado desde el inicio de la transición.
Así, con la fundación del partido Alianza Popular, donde defendió con su habitual prudencia y contiencia verbal las tesis más moderadas, pudimos observar durante los años ochenta como crecía su contribución al centrismo, que por cierto, años después otro gran centrista, José María Aznar, practicaría al frente de un país esquilmado por los rojos. Todos recordamos su magnifica foto de la Azores, en la que fuimos la envidia del mundo, y todos los países vecinos pudieron comprobar como España, no sólo, no se arrodillaba ante Bush, sino que era capaz de poner los pies en la misma mesa que USA, además de contribuir a que miles (y miles) de niños iraquies vivieran en paz hasta nuestras fechas. Por no hablar de la prometida bajada del petroleo.
Pero volviendo a Fraga, gran gurú del reformismo centrista que nos ocupa, todos recordamos su postura contraria a la Ley del Divorcio; el voto en contra (sí, en contra) al título VIII de la Constitución, e incluso como algunos de sus diputados de AP votaban en contra del texto completo de la Constitución (está en los libros). Incluso su abstención a la entrada de España a en la OTAN, demuestra que mientras los socialistas se pasaron, con armas y bagajes al bando belicista, el hombre de Estado, que siempre ha sido, renegó de su atlantismo, para abrazar una postura moderada, y que nada tenía que ver con desgastar a Felipe o un interés electoral.
También conocemos su postura contra las leyes sociales que se aprobaron durante los gobiernos de Felipe (y de Guerra), donde jamás se le agradeció (como es debido) su contribución y centrismo sin el que dificilmente Felipe hubiera aguantado tantos años al frente de España. Por último, vino lo del cambio de nombre de partido, que pasó a llamarse PP, ya que un partido moderno y centrista, como era Ap, debía dar un salto adelante en su moderación y transformarse. Después de eso, para matar un poco su tiempo, se dedicó a cazar, mientras compatibilizaba la Presidencia de Galicia y se hundían barcos como el Prestige. Ahora, nuestro centrista anda en el Senado obsequiandonos con grandes tardes de gloria y moderación.
Este es Manuel Fraga, quien nos ha revelado una "irrefutable verdad histórica", que para sí hubieran querido disponer los partidarios de la legitimidad del III Reich, o los partidarios de Mussolini. Quizás sea eso. Que no está tan lejos de aquellas posturas intelectuales, pues durante años, tal y como indica la foto, sirvió con diligencia a Franco. Lo hizo tan de pies juntillas, que además de jurar los principios del Movimiento, aquel que nació de un Golpe Militar y que se legitimó aplastando al poder democrático mediante una victoria militar, y no mediante los votos, siguió cobrando de la nómina del régimen, que supongo le firmaría el mismo que firmaba las penas de muerte.
Pero su centrismo le fue más lejos, y todos recordamos (o conocemos) como abanderó los sucesos de Vitoria, aquel 3 de marzo de 1976. Eso sí, hubo que matar a cinco trabajadores ¿Pero que es eso para un centrista como Fraga? ¿Qué importa que muriesen 5 trabajadores? ¿Acaso la calle no era suya?
Este y no otro es Fraga. El Ministro de Franco; el que dio la orden de cargar contra los trabajadores de Vitoria; el que afirma que "En la España de Franco, del otro lado hubo muchas más barrabasadas" Es indecente.