Interpelación relativa a la política local.
EL SEÑOR PRESIDENTE: Siguiente interpelación,
del Grupo Parlamentario Socialista, relativa a la política general del Gobierno
de La Rioja en materia de política local. Para defender esta iniciativa, tiene
la palabra el señor Caperos.
EL SEÑOR CAPEROS ELOSÚA: Muchas gracias, señor
Presidente.
Señorías, muy buenas tardes. "Donde acaban mis competencias
empiezan mis incumbencias". Esta extraordinaria frase del que fuera
durante los primeros veinte años de nuestra democracia alcalde de Vitoria, José
Ángel Cuerda, resume a la perfección el sentir y el buen hacer de los alcaldes
y los concejales de nuestro país respecto a la distancia existente algunas
veces entre la realidad y las normas.
Señor Consejero, señorías,
no pierdan cuidado, esta tarde no les voy a hablar de lo que hacen cada día en
su jornada laboral los alcaldes y los concejales de nuestra tierra tal como les
conté apenas hace veinte días en esta Cámara. Esta tarde, señorías, no les voy
a insistir ni a fatigar, si así fuera, en el reconocimiento a esos hombres y
mujeres que dedican su tiempo a representar y trabajar por sus conciudadanos.
No, señor Consejero. Esta tarde, en nombre del Grupo Socialista, vengo a
interpelarle en su calidad de consejero de política local del Gobierno de La
Rioja. Quiero interpelarle, preguntarle, incluso si pudiera hasta persuadirle,
sobre la mal llamada reforma local que ha presentado el Gobierno del PP y que, de
salir adelante en los términos en que está redactada, afectará de manera muy
negativa a los pueblos y ciudades de nuestra tierra. Quiero, señor Consejero, que
me diga si comparte o no el Gobierno de La Rioja el texto impuesto por el
Gobierno de España para que los ciudadanos, alcaldes y concejales sepamos con
quién están ustedes.
Señor Consejero, señorías,
hace unos días el ministro Montoro, del Partido Popular, presentó como un
avance del municipalismo lo que en realidad es un claro ataque en toda regla a
la capacidad de los Ayuntamientos de influir y actuar en beneficio de los
ciudadanos. El anteproyecto de ley presentado, que modifica sustancialmente la
vigente Ley de Bases del Régimen Local, convierte a los gobiernos locales en
administraciones periféricas sometidas a la tutela jerárquica invasiva de las
diputaciones, en nuestro caso de la Comunidad Autónoma, y de la Administración
general del Estado. En este sentido no solo no avanzamos, sino que retrocedemos
muchos años, volviendo a una concepción jerárquica que confunde racionalización
y eficiencia con centralismo y disciplina.
Señorías, no somos
únicamente los miembros de la oposición parlamentaria, los alcaldes del PSOE o
de otros partidos los que opinamos que una reforma presentada estos días por el
PP es un disparate, un auténtico disparate. También el mundo académico muestra
con argumentos sólidos el disparate al que ustedes nos abocan, como bien ha
dicho el profesor Subirats realizando un certero análisis sobre los defectos de
esta propuesta. Pero deben saber sus señorías que también la mayoría de
alcaldes del Partido Popular en la intimidad y en el anonimato muestran su
desaprobación a esta contrarreforma, aunque desgraciadamente sea con un
silencio atronador.
Señorías, señor Consejero,
¿a quién se le puede ocurrir, en plena lógica de los gobiernos multinivel con
competencias cruzadas en un sinfín de administraciones en cada espacio
territorial, postular esta simplista idea de "una competencia, una
administración"? Es evidente que la frase vende, ¿verdad?
¡Vende! Como bien ha
indicado el profesor Subirats en un texto brillante que hago mío, quizá conecte
bien con ese imaginario que busca racionalizar simplificando y delimitando,
pero cualquiera que conozca un poco el funcionamiento real de las políticas
públicas en la actualidad sabe que eso es pura demagogia, apta solo para
ciudadanos cándidos, de los que afortunadamente cada vez quedan menos.
¿Cómo se puede marginar al
grueso de los ayuntamientos de los temas sociales en momentos tan delicados como
los que vivimos en la actualidad? ¡Un verdadero disparate, señorías!
Si defendemos una mirada
política y democrática de los ayuntamientos, no se puede aceptar que se
conviertan en oficinas administrativas desconcentradas, sin autonomía de
decisión ni asunción de responsabilidades, para, ¡esa es otra!, defender el
giro centralizador y jerárquico, el argumentario “montorista” –discúlpenme el
atrevimiento–... Por cierto, el mismo ministro que ha impulsado y ha aprobado una
amnistía fiscal para evasores fiscales del tipo Bárcenas y que así puedan
regularizar lo defraudado. Nada que decir.
Toda esta reforma se
fundamenta, señorías, en evitar un despilfarro municipal, que ya se da por supuesto,
y defender la eficacia administrativa y el sacrosanto equilibrio presupuestario.
En el fondo, señorías, lo que se nos propone es la negación de la condición de
institución política y democrática a los Gobiernos Locales, al reducir sus
funciones básicas a lo mínimo y extender la provincialización forzosa o preferente
a todo tipo de competencias y servicios. Ahora resultará que el futuro del
municipalismo está en las diputaciones, instituciones opacas donde las haya. No
aquí, que es la Comunidad; aquí, señorías, en nuestra tierra hablamos de
quitarles competencias a los ayuntamientos y dárselas al Gobierno autonómico.
Señor Consejero, señorías,
el señor Sanz, dedicado sin éxito a ejercer de futurólogo o de “pitoniso”, recuerden aquello de
"la tasa del desempleo será del 9%", ahora vuelve a la carga y en
este asunto, para calmar a los alcaldes del Partido Popular, dice que nos
garantiza que no pasará nada en los pueblos de La Rioja si se aprueba esta
reforma. ¡Pues que Dios nos pille confesados! ¿Acaso alguien puede garantizar
que no pasará nada si se aprueban artículos como el artículo 61 bis por muy
presidente que se sea? ¿Qué dice el artículo 61 bis de la reforma? Yo se lo
digo: "Intervención en los municipios inferiores a 5.000 habitantes".
Ese es su título. Y relata cómo se intervendrá en esos municipios, el 94,8% de
los municipios de La Rioja, es decir, todos menos nueve. ¿Por qué solo,
señorías, se va a intervenir a los municipios menores de 5.000? ¿Puede
explicármelo usted si llama al ministro Montoro? ¿Es que acaso los mayores de
5.000 habitantes, por cierto, solo nueve, si incumplen lo que dice el Gobierno
deben tener barra libre? ¡Pregunto! Yo le digo que ni los menores ni los
mayores tienen que estar sujetos a esta arbitrariedad de intervención, que
quien haya redactado este engendro no sabe lo que es un Ayuntamiento ni lo ha
visto en su vida.
Señor Consejero, ¿están
usted y el Gobierno del Partido Popular de acuerdo con este artículo y con lo
que ello significa? ¡Amén! ¿Cree sinceramente que pueden estar los alcaldes del
PP? Ahí ya no me puede decir que sí porque yo le digo que no. Esta semana mismo
he estado en Madrid en la Federación Española de Municipios y lo he comprobado
con mis propios ojos.
Señor Consejero, ¿sabe lo
que dice el artículo 26 del texto? Yo se lo digo. Establece un marco mínimo de
competencias fundamentadas únicamente en los habitantes, que las estandariza
con criterios únicamente económicos. ¡Sacrosanto dios económico de ustedes! Y
nos dice que no podremos realizar algunas competencias que venimos ejerciendo,
como ludotecas, guarderías, bibliotecas o atender a las personas en exclusión,
si no tenemos ese número mínimo de habitantes. ¿Le parece a usted bien esto? ¡Es
un disparate! Respóndame, por favor, señor Burgos, porque la brecha entre lo
urbano y lo local y lo rural cada vez se estrecha más.
Señorías, no estamos ante
una reforma local, estamos ante un ataque a lo local, un ataque a lo local. ¿Quiere
esto decir, señorías, que funcionaba todo bien hasta ahora, que no era
necesario cambiar concepciones o disfunciones? ¡No! No decimos eso tampoco. Desde
el rigor hay que decir que las cosas tampoco funcionaban del todo bien y que
era necesario innovar y transformar, pero desde una concepción que parta del
reconocimiento de la autonomía local, del valor de la proximidad de los
servicios públicos, de la importancia de la diferencia y la identidad local y,
sobre todo, de la idea de que todo cambio exige implicación y proyecto
compartido. Necesitamos más y no menos municipalismo. Es posible que nos encontremos
con quien crea que hay demasiados ayuntamientos. Incluso se puede afirmar que
algunos han hecho auténticas barbaridades en estos años. Existe confusión
competencial. ¡Aceptamos! Pero esta situación, y de unos pocos, no se arregla
con autoritarismo, demagogia y simplificación o, hablando de sueldos o derroche,
precisamente que lo haga el ministro de Hacienda de la amnistía fiscal.
Señorías, señor Consejero,
quiero acabar esta intervención no sin antes pedirle, exigirle, que me responda
a las preguntas que le he realizado en esta interpelación. Recuerde quién
interpela y quién responde en este Parlamento. Pedirle y sugerirle que no
realice una intervención al uso del "y tú más" a que tan
acostumbrados nos tienen en esta tribuna o que no aluda de nuevo a Zapatero ya
jubilado. Sería deseable que usted, como consejero de Política Local de La
Rioja, no solo defendiese la vigente estructura territorial de La Rioja durante
siglos, sino que además enviase un mensaje de apoyo y tranquilidad a las
decenas de municipios y a los alcaldes y concejales de nuestra tierra.
Señorías, a estas horas en
muchos ayuntamientos de España y de La Rioja pensarán –pensamos– en una frase
pintada en una calle de Atenas que dice lo siguiente: "Rogamos dejen de
salvarnos".
Muchas gracias. (Aplausos).
EL SEÑOR PRESIDENTE: Gracias, señor Caperos. Por
el Gobierno, el señor Consejero de Obras Públicas y Política Local y
Territorial tiene la palabra.
EL SEÑOR BURGOS NAVAJAS (consejero de Obras
Públicas, Política Local y Territorial): Señor Presidente, señorías. ¡Mire,
señor Caperos!, de nuevo se ha quedado en un bonito discurso retórico con
tintes demagógicos y algunas falsedades, pero, como dicen en mi pueblo:
"De chicha, ¡de chicha no hay nada!". Usted no ha dicho absolutamente
nada de verdad de enjundia a la hora de algo tan importante como es la reforma
de la Administración local. Mire usted, hablando de reforma local llevamos
quince años por lo menos y en los últimos cinco verdaderamente en profundidad.
¡Y en eso coincidimos todos! La reforma local era algo realmente necesario y es
algo realmente necesario. Mire, yo siento que a usted le moleste, pero el
anterior Gobierno socialista, el señor Zapatero, prometió hacer una reforma
local, ¡la prometió hacer! ¿Sabe qué hizo? ¡Ni empezarla! Mire, por lo menos ahora
hay un Gobierno que sabe que hay que hacer una reforma local, dice que la va a
hacer y plantea hacer una reforma local. No simplemente la promete y ni
siquiera inicia los trámites para hacer esa reforma local. Mire, es una
necesidad y yo entiendo que a ustedes les moleste que el Gobierno del Partido
Popular afronte esta reforma local. En primer lugar, porque ustedes la
prometieron y no la hicieron, y ahora, evidentemente, viene otro Gobierno que
dice que la va a hacer y se pone a hacerla. ¿En qué lugar quedan ustedes?
Evidentemente, quedan en el lugar de aquel discurso, partido que tiene discurso
pero que no da el salto a los hechos, que se quedan en el discurso siempre,
cosa que no ocurre en este partido y en este Gobierno. Miren, yo les voy a
explicar a sus señorías básicamente, fundamentalmente, la reforma local. Porque
de lo que usted ha dicho hay muchísimas cosas que son falsas y hay otras que
las ha exagerado hasta el infinito, señor Caperos. Mire, esta reforma local se
basa en tres puntos fundamentales: uno de ellos es que define claramente las
competencias de los municipios, que hasta ahora no estaban definidas; el segundo
punto básico es que define también claramente la eficiencia económica para la
sostenibilidad de los servicios públicos, que hasta ahora era algo que estaba
también en el limbo de la ley; y en tercer lugar racionaliza las estructuras de
los ayuntamientos, las estructuras municipales y los sueldos –los sueldos y los
liberados– de las personas que trabajan para esa Administración y que pagan
todos los ciudadanos con sus recursos. En definitiva, esta reforma local, desde
mi punto de vista, aborda el tema del municipalismo con un concepto de menos
gasto de administración y mejor gestión de esa administración. Miren, en el
apartado primero que usted decía, la definición de las competencias, por
primera vez una ley dice claramente cuáles son las competencias propias de los
ayuntamientos, en el artículo 25. Si usted se lo ha leído, señor Caperos, ahí
figuran todas las competencias de los ayuntamientos. Dice también qué competencias
pueden ser delegadas, las define claramente y además indica qué otras competencias
son impropias de los ayuntamientos. ¡Ojo!, competencias impropias que los
ayuntamientos podrán desarrollar si demuestran que económicamente son
sostenibles y ya ejercen las competencias mínimas que ellos tienen diseñadas. O
sea, que de ataque a la autonomía municipal ¡nada!, ¡absolutamente nada! Los
ayuntamientos van a poder ejercer sus competencias y otras. ¡Claro, las han de
ejercer siempre que mantengan la suficiencia económica de esas administraciones
locales! No las van a ejercer para derrochar y para endeudarse. Eso es lo que
esta ley persigue y lo que esta ley acota. Miren, el artículo 26 define las
competencias locales por tramos de población. Usted ha dicho que si iban a
quitar ludotecas, que si iban a quitar no sé qué. ¡Mentira, señor Caperos!
¡Vamos a ver! Si ya le he dicho. Las competencias están definidas. Si usted
cumple con el paquete mínimo, podrá ejercer otras competencias. Si puede
ejercer esas otras competencias, podrá ejercer las impropias, ¡pero siempre dentro
de la sostenibilidad económica! No se meta usted a ejercer competencias que no
son suyas si no tiene dinero siquiera para pagar las mínimas que le reclaman
los ciudadanos. Eso es lo que dice esta ley, señor Caperos, y lo que usted no
entiende. Mire, el artículo 27 habla de delegación de competencias. Habla
precisamente de algo que hasta ahora se venía haciendo pero sin las suficientes
garantías. Ahora el artículo 27 establece claramente qué competencias pueden
ser delegadas en los ayuntamientos y, lo más importante, garantiza la
suficiencia económica en la delegación de esas competencias, y lo garantiza
hasta tal punto que, si una comunidad autónoma delega una competencia en un
ayuntamiento y no cumple con el requisito de aportar los recursos económicos,
el propio Estado puede detraerle de su participación en los ingresos esa
aportación. ¡Fíjese si garantizamos lo que es la delegación de las competencias
en los municipios! Y el artículo 7 define lo que son competencias impropias de
los ayuntamientos, que son las que no les corresponden. Pero, ¡ojo!, ¡que no
les dice que no las hagan!, sino que les dice: Mire usted, si usted hace las
que le corresponde con una suficiencia económica y no se duplica esa
competencia con el ejercicio de otra Administración, ¡también podrá realizarla!
Eso es lo que dice la ley. ¿Eso es un ataque a la autonomía municipal, señor
Caperos? ¡Yo creo que es todo lo contrario! Yo creo que es dar verdaderamente
personalidad a los ayuntamientos. Decirles: "Podéis hacer lo que queráis,
¡ojo!, siempre que podáis sostenerlo económicamente, y que conste que los
recursos económicos que tenéis son prioritariamente para esto". Eso es lo
que dice esta reforma. Mire, el segundo aspecto importante de esta ley es la
eficiencia económica en la prestación de los servicios. ¡Ya era hora, señor
Caperos! Ya era hora de que se establezca un coste estándar de los servicios
públicos. ¡Sí, sí!, que se va a establecer en coordinación con los ayuntamientos,
que el Ministerio va a establecer ese coste estándar analizando las diferentes
situaciones de los ayuntamientos y lo van a acordar, no el Ministerio, lo va a
acordar en una comisión creada con la Federación Española de Municipios. O sea,
que los ayuntamientos van a tener participación para establecer ese coste
estándar de los servicios públicos. Yo creo que es muy importante que los
ciudadanos sepan que los ayuntamientos ofrecen unos servicios públicos sin
derrochar dinero público. Yo creo que eso es importante, señor Caperos. A usted
le parece... Hace gestos. ¡Pues no!, yo creo que los ciudadanos lo que quieren
es que gestionemos bien los recursos públicos. Y establecer ese coste de los
servicios nos va a permitir a todos saber qué ayuntamientos efectivamente los
gestionan dentro de unos parámetros razonables y qué ayuntamientos no los
gestionan dentro de esos parámetros racionales. Y lo que dice la ley, lo que
dice la ley es: ¡Mire usted, ayuntamiento!, si no gestiona los servicios
públicos dentro de esos parámetros racionales de eficiencia y de suficiencia,
habrá otras administraciones que a lo mejor lo hagan y gestionen esos servicios
públicos. ¡Y eso no es un ataque a la autonomía municipal! Eso lo que es
sencillamente es un tirón de orejas a aquellos municipios que no saben
gestionar sus recursos públicos, señor Caperos, y entonces es cuando la
diputación podrá asumir determinadas competencias. Pero, si los ayuntamientos gestionan
como deben gestionar, como se gestionan, no tienen absolutamente nada que
temer, señor Caperos. Miren, me le leído el artículo 61 bis, efectivamente. Y
el artículo 61 bis dice que los municipios de menos de 5.000 habitantes podrán
ser intervenidos por la diputación provincial. ¿Cuándo podrán ser intervenidos?
Pues ¡hombre!, en un Estado de derecho, ¡cuando ese ayuntamiento está en una
absoluta quiebra!, cuando ese ayuntamiento es incapaz de gestionar sus propios
servicios, tiene tal nivel de endeudamiento que no puede sostenerse
económicamente la prestación de esos servicios. Y es una salvaguarda para esos
servicios públicos, señor Caperos, que en un momento dado de dificultades, de ineficacia
de una administración local sea la diputación la que provisionalmente pueda
efectivamente gestionar esos servicios. Y usted decía: "¿Y por qué a los
de menos de 5.000 y a los de más de 5.000 no se les exige eso?". Mire
usted, ¡si es una cuestión de medios técnicos! A los de más de 5.000
habitantes, que también pueden gestionar mal sus recursos públicos, lo que se
les exige es que preparen unos planes económicos y financieros y que cumplan
esos planes económicos y financieros como ya los han presentado muchísimos
municipios. Sin embargo, los de menos de 5.000 habitantes no tienen esa
capacidad para preparar esos planes. Por eso se establece el límite de los
5.000. Y ¡mire!, el tercer aspecto importante es la racionalización de
estructuras y sueldos, que usted no ha hablado absolutamente nada pero también
es importante. ¡Mire!, en esta ley por primera vez se limitan los sueldos de
los alcaldes, y se limitan de una manera racional, comparando con otros cargos
de otras administraciones, en este caso el secretario de Estado, y en función
de la población, que yo creo que es un parámetro adecuado a la hora de
establecer la carga de trabajo de un alcalde. Se limita también el número de
cargos que deben tener sueldo. Y a mí también me parece importante que haya un
control de las cuentas públicas y que las administraciones y los políticos no
veamos las administraciones simplemente como un sitio donde vivir, ¡no, señor
Caperos!, sino un sitio donde trabajar; donde trabajar y ganar nuestra
remuneración, ¡por supuesto que sí!, pero trabajando. Y por eso se limita. Y
también se limita el número de personal. Yo creo que también es necesario
limitar todos aquellos asesores, todos aquellos puestos que se crean
exclusivamente a lo mejor para..., bueno, para que tenga una remuneración una
persona de confianza o no. ¡No, no! También se limitan a lo estrictamente necesario,
que es lo que debe ser. Por eso yo le digo que, ¡ojo!, sin decir que la
reforma... que la reforma es completa, porque este Gobierno va a alegar también
cuestiones puntuales a la reforma, sí que es una reforma que aborda lo fundamental,
que lo aborda con seriedad, y que, efectivamente, habrá que pulir muchas cosas,
pero desde luego se tiene la valentía, ¡la valentía!, para intentar una reforma
local que el Partido Socialista cuando gobernaba no quiso hacer y ahora que no
gobierna pone todas las trabas y todos los obstáculos del mundo.
EL SEÑOR PRESIDENTE: Gracias, señor Consejero. Señor
Caperos, tiene la palabra para la réplica.
EL SEÑOR CAPEROS ELOSÚA: Muchas gracias, señor
Presidente.
Señor Consejero, hablando de
competencias impropias, usted tiene que saber mucho de ello porque me parece
que pagan la factura de la autopista y es competencia del Gobierno de España,
¿verdad? Usted ejerce competencias impropias que les van a limitar a los
ayuntamientos ejercer.
¡Mire, Señoría!, yo ya sabía
que Zapatero tenía que salir en este debate, porque eso está en su argumentario
en primera línea, en el frontispicio, y usted no ha renunciado a él ni a los
anteriores.
Evidentemente que el PSOE ha
querido siempre hacer una reforma local, pero la enorme diferencia con ustedes
es que la ha querido realizar siempre con consenso y ustedes la quieren
realizar con el rodillo y la van a realizar con el rodillo –si Bárcenas les
deja, ¡eh!, si Bárcenas les deja– porque tienen mayoría absoluta. Pero yo creo
que ni con esas.
Una reforma local que afecta
a más de ocho mil ayuntamientos en España, a ciento setenta y cuatro en La
Rioja, necesita del consenso de los grandes partidos, ¡de todos los partidos!,
grandes y pequeños, y desde luego de la Federación Española de Municipios y
Provincias. ¡Y menos mal que la Federación Española de Municipios y Provincias
en el último minuto ha metido mano, porque en el texto que manejaban había
hasta supresión de municipios! Se lo creerán o no, pero es así.
Señoría, señor Consejero,
usted me dice que yo digo cosas falsas. ¡Dígame una! ¡Ninguna! Solo hay que
leer, ¡leer!, ¡leer! Y vamos a leer. En el artículo 25 de este engendro dice
que el municipio ejercerá en todo caso las competencias propias –como usted
dice– y va haciendo un relato de las mismas: urbanismo, medio ambiente,
abastecimiento... del municipio. Pero en el artículo siguiente, en el 26, dice:
"Los municipios deberán prestar en
todo caso los servicios siguientes –en todos los municipios–: alumbrado,
cementerio –(risas) a poco ya nos lo quitan–, recogida de residuos, limpieza viaria...". Y ya va pasando al siguiente: "En los mayores de cinco mil –es
decir, en el 5% de los ayuntamientos de esta
comunidad autónoma–, además parque
público, biblioteca pública, mercado y tratamiento de residuos". Yo me lo invento, ¿verdad? ¡Hay que
tener descaro para salir aquí a decir que yo me invento! ¡Esto es lo que pone en la reforma!
Y abajo, en el punto 2,
dice: "Por real decreto...".
No pone que con los Ayuntamientos, pero espero que sea como usted dice. Yo le
voy a dar el duro para usted, pero aquí en el texto pone: "Por real decreto se establecerá el coste estándar de los
servicios previstos en este precepto". O sea, que el Gobierno de
España va a decir por real decreto cómo tienen que ser los servicios. Y luego
dice: "Y en los municipios
inferiores a veinte mil asumirán el ejercicio de las competencias obligatorias
las comunidades". ¡Esto es lo que va diciendo! Por lo tanto, Señoría,
ninguna mentira, el texto es bien clarito.
Y cuando hablamos de
derrochar, no hable de derrochar, señor Consejero. Mírese las dos manos y a la
mano izquierda tiene a la consejera de Hacienda. Tenemos los Alcaldes firmado
un convenio –algunos– de tributos, y, firmadito con la Comunidad Autónoma, dice
que nos tienen que entregar liquidaciones, nos tienen que entregar a cuenta
nuestros propios tributos antes de febrero. Hoy es 28, hoy no nos han pagado a
los Ayuntamientos, ¡eh! O sea, que a ver quién incumple las cosas o si hay
dinero. Y luego tenemos que aguantar que en el descansillo de esta sala el
presidente dice que cumple el déficit. Será con nuestra cuenta, ¿no?, con la de
los ayuntamientos, que no nos pagan lo nuestro, los tributos que nosotros les
ponemos a los ciudadanos y que la consejera de Hacienda ha firmado, o su
predecesor, un convenio con los Ayuntamientos que dice que en los dos primeros
meses nos tienen que pagar, y hoy es 28 y no nos han pagado. Le reto a
cualquiera a que lo compruebe. Pues no derrochamos los Ayuntamientos.
Y es verdad lo que decía el
alcalde de Vitoria"Donde acaban mis
competencias –sus competencias, señorías [señalando a los diputado-Alcaldes del
PP]–, empiezan nuestras incumbencias" Si estamos pendientes de que
usted corte las cunetas, la hierba de las cunetas de mi pueblo, entonces
estamos muertos, ¡porque no llegan y lo tenemos que hacer nosotros para que las
cunetas de sus carreteras estén limpias! O sea, que no nos diga que nuestras competencias
las tenemos que ejercer, que los ayuntamientos lo hacemos muy bien y hacemos
otras cosas que no debemos porque la Administración superior no lo hace.
Y hablemos de sueldos, que
me queda poco tiempo. ¡Mire!, esa es la gran engañifa. O sea, ¿van a limitar a
los alcaldes en el sueldo? ¿Pero usted sabe lo que cobran los alcaldes? Yo le
cambio el sueldo y el tiempo que yo le dedico al ayuntamiento por el suyo. Yo
no lo sé, pero veinticuatro horas. ¡Veinticuatro horas! Y yo sé que usted
trabaja, pero yo las veinticuatro. Si usted cree que por el 20% del sueldo del
secretario de Estado vamos los alcaldes a lucrarnos, que venga el secretario de
Estado a mi pueblo y al pueblo de sus compañeros. Pongan límite a los asesores
que ustedes tienen, pongan límites a los asesores de las grandes ciudades, a
los alcaldes de las grandes ciudades, pero dejen en paz al 95% de los
ayuntamientos de esta tierra.
Muchas gracias. (Aplausos).
EL SEÑOR PRESIDENTE: Gracias, señor Caperos. Señor
Consejero de Obras Públicas y Política Local, tiene la palabra.
EL SEÑOR BURGOS NAVAJAS (consejero de Obras Públicas, Política
Local y Territorial): Sí, señorías.
Bueno, señor Caperos, de
nuevo lo mismo. O sea, de chicha de verdad aquí, de verdad de debatir de la
reforma local, bien poquito.
¡Mire!, me dice que he
nombrado a Zapatero. Lo he nombrado de refilón. Yo no sé si ha prestado atención
o no, pero aquí a lo que me he dedicado ha sido a explicar la reforma local y
los puntos fuertes de esta reforma local, ¡que es lo importante! Que lo
importante es que sus señorías, que muchas de sus señorías son concejales, son
alcaldes, pues verdaderamente entiendan y comprendan el porqué de la reforma
local y el qué de la reforma local, que es muy importante. ¡Mire usted!, por
supuesto que sería deseable que esta reforma local se aprobase por consenso,
pero es muy difícil alcanzar un consenso cuando hay un partido que no quiere
llegar a ningún acuerdo, señor Caperos. ¡Es muy muy muy difícil! ¡Y se ha
intentado! Si esta reforma local lleva nueve meses en negociaciones con los
diferentes partidos políticos y, al final, ¿en qué hemos acabado? En que el
Partido Socialista ha dicho: "Me voy de la negociación". ¿Y por qué
me voy de la negociación? Y ha salido con demagogias: que si van a privatizar,
que si nos vamos a cargar la autonomía municipal... ¡Asustar a la gente, ese es
su discurso! Todo para no llegar a un acuerdo, a un consenso, exclusivamente porque
hay un Gobierno que verdaderamente quiere afrontar esa reforma local, una
reforma local que ustedes fueron incapaces de impulsar. Pues por lo menos, por
lo menos, traten de aprovechar y de apoyar una reforma local, de aportar a una
reforma local y no de cerrar la puerta como la han cerrado de un bandazo. Yo lo
que sí le puedo decir es que, ¡mire usted!, sería lo deseable que fuese por
consenso, pero desde luego lo que es deseable y lo que los ciudadanos nos
demandan, lo que los ciudadanos nos demandan, es que reformemos la
Administración. ¡Y eso es lo que hay que hacer sí o sí! ¡Mire!, que los ciudadanos
están soportando todos los ajustes económicos. Si usted habla con sus amigos,
va por la calle, como lo hago yo, y me dicen: "Bueno, ¿y vosotros cuándo?,
¿cuándo la Administración, la local, la del Estado, la autonómica?, ¿cuándo?,
¿cuándo?, ¿cuándo os toca a vosotros? Oye, oye, los recursos nuestros, oye,
gestionarlos bien, priorizar las cosas, no empleéis los recursos en cosas que
no son necesarias, que ahora vemos que hay muchas necesidades y muy
importantes". Eso es lo que los ciudadanos nos están diciendo. Y eso es lo
que este Gobierno está intentando: dar respuesta a la demanda de los
ciudadanos. Y usted sale aquí a esta tribuna con un discurso demagógico, con un
discurso de ataque, un discurso retórico, un discurso filosófico... ¡Hombre!,
señor Caperos, vamos a ponernos a trabajar en serio en la reforma de la
Administración local.
¡Mire! Usted no ha
interpretado bien el artículo 26. ¡No ha interpretado bien el artículo 26! El
artículo 26 no ha cambiado nada respecto a la anterior Ley de Bases. El
artículo 26 sigue definiendo por tramos de población las mismas competencias
mínimas que se tenían antes, señor Caperos. Lo único que ha desaparecido son tres
materias en las que había duplicidades o que entendemos que hay duplicidades:
sanidad, educación y servicios sociales. Lo demás sigue igual, señor Caperos.
No venga aquí a decir cosas que no son ciertas. Hay unas competencias generales
en el 25 y luego se establecen unas mínimas por tramo de población, igual que
estaba en la Ley de Bases del 85, señor Caperos, absolutamente igual, salvo,
efectivamente, la supresión de esas tres competencias que se considera que son
una duplicidad. ¡Mire! Tampoco haga juegos de palabras. "Por decreto se
aprobará eso". Vamos a ver. Por decreto como norma jurídica. Espero que
usted lo haya sabido entender, no por decreto como imposición. ¡En absoluto! Lo
que dice es como si dijera "se aprobará por ley". Bueno, el decreto
es una norma jurídica y se tiene que aprobar por decreto, que es como aprueba
las normas un Gobierno. Igual que los parlamentos aprueban leyes, pues los
gobiernos aprueban por decreto. Entonces, no venga con ese juego de palabras
tratando de hacer ver como que es una imposición. ¡No, no! O sea, es
simplemente una norma jurídica que se va a utilizar para aprobar un coste
estándar que va a ser fruto del consenso de la Administración y de los
municipios. Porque ¡a ver si usted se cree que la Administración del Estado lo que
quiere es estar permanentemente interviniendo a los municipios o que la
diputación lo que quiere es permanentemente asumir las competencias de los
ayuntamientos! Todo lo contrario, señor Caperos, esto es una norma de
salvaguarda. Ahora, lo que sí queremos es que los municipios sean sostenibles económicamente
y sean eficaces en el empleo de los recursos públicos. De todas las maneras,
señor Caperos, me demuestra que usted tiene poca confianza en el municipalismo,
muy poca confianza en el municipalismo. ¡Mire! Yo la norma la he visto de otra
forma: la veo como algo positivo, como algo que verdaderamente va a dar
tranquilidad a las administraciones y tranquilidad a los ciudadanos, ¡a los
ciudadanos!, de que sus ayuntamientos son sostenibles económicamente, que los
sostienen los impuestos de los ciudadanos, que los recursos se utilizan de una forma
eficiente. ¡Mire! Yo estoy convencido o casi convencido de que en La Rioja
todos los ayuntamientos van a seguir ejerciendo sus mismas competencias, tal y
como las vienen ejerciendo en estos momentos, estoy convencido. Y eso –le voy a
decir– no es un convencimiento porque sí, sino que es fruto de lo que veo. Yo
veo cómo los ayuntamientos gestionan bien sus recursos en la Comunidad Autónoma
de La Rioja y veo cómo se ha hecho una política local en esta comunidad
autónoma basada en la colaboración con los ayuntamientos, basada en la
solidaridad, basada en el apoyo a los más pequeños municipios, que son los más
débiles, y todo eso en su conjunto pues me hace pensar verdaderamente que los
municipios en La Rioja van a seguir ejerciendo sus competencias como las han
venido ejerciendo hasta ahora, señor Caperos. Confíe más en los ayuntamientos,
confíe más en el municipalismo, señor Caperos. Parece mentira que sea alcalde,
¡hombre! (Aplausos).
EL SEÑOR PRESIDENTE: Gracias, señor Consejero.
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